Nuestra flota

Nuestra flota se compone de 141 embarcaciones distribuidas en los puertos de 18 localidades asturianas: Avilés, Bañugues, Bustio, Candás, Cudillero, Figueras, Gijón, Lastres, Llanes, Luanco, Luarca, Ortiguera, Oviñana, Puerto de Vega, Ribadesella, Tapia, Tazones y Viavélez.
Nuestra flota pertenece a las 6 modalidades de pesca existentes: artes menores, palangre, cerco, volanta, rasco y arrastre. La mayor parte de nuestra flota (75%) la componen embarcaciones artesanales de bajura, de menos de 13 metros de eslora. El 24% de barcos restantes son palangreros, cerqueros, volanteros y rasqueros, mientras que sólo un 1% de nuestras embarcaciones son arrastreros. Esto convierte a la flota asturiana en una flota pesquera eminentemente artesanal, cuyas prácticas pesqueras son sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
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Artes menores

La mayor parte de nuestra flota (75%) la componen embarcaciones artesanales de bajura, de menos de 13 metros de eslora.
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Palangre

Un 11% son palangreros.
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Volanta

Un 6% son volanteros.
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Cerco

Un 4% son cerqueros.
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Rasco

Un 3% son rasqueros.
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Arrastre

Un 1% son arrastreros.

Nuestra flota

Esta modalidad también se conoce como pesca artesanal, y en ella se incluyen embarcaciones pequeñas (<12 m de eslora) que faenan cerca de la costa. Comprende diferentes artes, como el enmalle (volantillas, miños y trasmallos), aparejos de anzuelo (palangrillo, cacea…) y nasas. Las artes de enmalle se utilizan para capturar una amplia variedad de especies pelágicas y bentónicas, como pescadilla, caballa, jurel, centollo, lubina, lenguado, rodaballo… Los aparejos de anzuelo se utilizan para pescar especies pelágicas y de fondo, como la lubina, la palometa, el congrio o la merluza. Las nasas se utilizan para pescar pulpo, o crustáceos como el centollo.

La pesca con palangre consiste en largar una línea de la que cuelgan miles de anzuelos. Puede ser palangre de superficie o de fondo, en función de la profundidad a la que se coloquen los anzuelos. Es un arte de pesca selectivo que se utiliza para capturar merluza, lubina o besugo, entre otros.
Las redes de cerco se utilizan para pescar especies que nadan en cardúmenes, como la anchoa, la sardina o la caballa. Estas grandes redes se colocan de manera que rodean y se cierran en torno al banco de peces para capturarlos.
La volanta es una red rectangular formada por paños unidos entre sí, con una longitud y altura máximas de 2.000 m y 10 m, respectivamente, y una luz de malla de mínimo 88 mm. La red cuenta con unos flotadores en la parte superior y unos plomos en la parte inferior que mantienen la red en posición vertical y fija, actuando como una barrera para capturar los peces que nadan hacia ella. Se utiliza para pescar merluza, abadejo o jurel, entre otros.
En la pesca con rasco se utiliza una red rectangular formada por paños de 50 m de longitud y 2,5 m de altura, unidos entre sí. Al igual que la volanta, se dispone verticalmente, fija al fondo, con ayuda de flotadores y plomos. Se diferencia de la volanta por tener una luz de malla mayor (mínimo 280 mm). Se utiliza para pescar especies como el rape, la raya o el rodaballo.
La pesca de arrastre utiliza grandes redes con forma de embudo o saco, cuya luz de malla va decreciendo desde la boca de la red hasta el fondo de la misma, para permitir la captura de las especies. La red es remolcada por una pareja de barcos, y este arte se utiliza para pescar especies como la pescadilla o el rape.
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